Es una solución de continuidad en la retina central. Para diagnosticarlo es indispensable realizar un examen oftalmológico completo que incluya las siguientes pruebas: una retinografía, una autofluorescencia y la tomografía spectralis OCT3D. A pesar de que algunos agujeros maculares en estadíos iniciales se pueden cerrar solos, la mayoría de los pacientes requieren cirugía.
El objetivo del procedimiento quirúrgico es eliminar la tracción que ejercen las estructuras adyacentes a la retina para que la ésta vuelva a la posición correcta y pueda cerrarse el agujero. Para esto es necesario realizar una vitrectomía posterior, removiendo así el gel vítreo que se ubica dentro del ojo. Luego se elimina la hialoides posterior y se diseca y extrae una membrana extremadamente fina llamada membrana limitante interna, lo que facilita el relajamiento de la retina.
Posteriormente se llena el ojo con gas para que este mantenga la retina aplicada y presionada sobre el sitio donde estaba el agujero, permitiendo que se cierre. La cirugía se realiza con anestesia local, por lo que el paciente puede regresar a su casa después de la cirugía.